Más de dos mil negocios del sector restaurantero han dejado de funcionar en la entidad durante los 11 meses que lleva la pandemia de COVID-19.
Se han perdido al menos 10 mil fuentes de empleo de manera directa. Los indirectos son el 50 por ciento.
La aplicación del “semáforo epidemiológico naranja” genera incertidumbre y temor entre los empresarios toda vez que los efectos pueden ser mayores.
El delegado de la Cámara Nacional de la Industria Restaurantera y Alimentos Condimentados (Canirac), Gustavo Pech Galera, expuso que se han solicitado a las autoridades su apoyo, toda vez que las estrategias implementadas al interior ya son insuficientes.
De abril a la actualidad dos mil 15 negocios del sector restaurantero han dejado de operar. La afectación es en todos los municipios.
Si se considera que cada negocio tenía cinco empleados, al menos 10 mil perdieron sus fuentes de subsistencia y le pasan mal.
Tal cifra corresponde al 20 por ciento del padrón de agremiados a la Canirac, expuso Pech Galera.
“En el caso de Quintana Roo, hubo 20 por ciento afectados en relación a 10 mil afiliados que tenemos en la delegación de todo el estado esto en once meses de pandemia, pero de continuar con el semáforo naranja la situación pudiera tornarse crítica e insostenible”, destacó.
A ello se adicionan cinco mil indirectos, como músicos, cuidadores de autos y animadores que iban a los restaurantes a obtener ingresos.
Afirmó existen negociaciones con la Secretaría de Finanzas y Planeación (Sefiplan) a fin de extender una hora más el cierre de los negocios.
Actualmente estos giros operan hasta la medianoche y con aforo del 50 por ciento.
Tal plazo es imposible para capitalizar recursos que sirvan para el pago de nómina, gasto de operación e impuestos.
De continuar esta situación es inminente el cierre de más negocios.
Algunos negocios para mantenerse en funcionamiento han cambiado del giro restaurantero a bar para obtener ciertos dividendos.
